domingo, 14 de junio de 2009

Negro, vuelve...


¡Yambambó, yambambé!
Repica el congo solongo,
repica el negro bien negro;
congo solongo del Songo
baila yambó sobre un pie.

-Nicolás Guillén, Canto Negro.

El tema de recolectivo: "Negro, vuelve..." fue en sí un problema porque algunos no quisieron aceptar las ramificaciones literarias de la frase y decidieron que era un chiste autorreferente. Los lectores no le van a entender, decían. Algo que me pareció curioso y me sacó una enorme carcajada. De ahí la opinión se dividió, entre que podía ser un tema excelente para ficcionar, a otros que no podían separar la referencia de un Canibal -al que le decíamos negro en los correos masivos-, que simplemente se fue diciendo: "Ya me voy, ahí nos vemos". A mi se me ocurrió el tema, y aunque dije-. No se preocupen, lo escogí por el Canibal que se fue -preferí callarme la verdadera historia.

Un día, cuando salí a fumar a mi reja de costumbre, esa compañera que me escucha cuando hablo en voz alta todos mis problemas y enfermedades, escuché claramente a la vecina. Eran las tres o cuatro de la mañana. Ella gritó-. ¡Negro, vuelve... vuelve mi negro!

El negro era un chamaquito de cuatro o cinco años, que de vez en cuando salía con sus palomas para tronar en el estacionamiento, para que sonaran las alarmas vecinas. Cuando me quedaba las tardes en casa, podía verlo al cabrón, correteando perros y molestando a los demás chamaquillos. Tenía una sonrisa por demás maligna...

-¡Ven para acá, negro! -era común escuchar a su madre gritarle al niño, para que este no se fuera papaloteando... planeando la siguiente travesura-. ¡TSCH! ¡Que vengas para acá!

Nunca entendí porque le decía negro al niño. La mujer tenía una tez apiñonada, y su hijo era tan blanco como la leche. Tal vez por los ojos y el cabello casi obsidianas, que hacían un contraste muy fuerte con su piel blanca. Todos lo mirábamos con curiosidad, supongo por el mote que le puso su madre y por tradición y fuerza de escucharlo varias veces al día, se le quedó-. Negro -seguro sus amigos, los niños más cercanos, conocen el secreto tan codiciado por todos los espectadores ocasionales como yo. ¿Por qué chingados le dicen negro?

Bueno, le decían.

Escuché a su madre llorando esa noche-. Negro, vuelve... -su llanto haciendo ecos por las paredes de mi edificio. Prendí otro cigarro. La verdad, nunca conocí al chamaco. No tuve el agrado que me hiciera una maldad de las que acostumbraba. ¿O que te saquen la lengua cuenta como maldad? Un día como tantos, me le quedé mirando mientras me preguntaba: ¿Por qué te llaman negro? y la respuesta natural del cabroncito fue sacarme la lengua-. Ya vuelve, mi negro... -A la mitad del cigarro, me surgió otra duda... ¿habrá muerto, se habrá escapado, se lo habrán llevado, quién se lo llevó? Lo mismo que si el negro siguiera aquí, con vida, frente a mi... ante cualquier duda que tenga de su pinche vida, él simplemente respondería sacando la lengua.

2 comentarios:

Lalo dijo...

Odio a los negros.

Nah, no es cierto. Pero seguramente al chamaquillo le decían negro porque según la Biblia el negro es el color de la maldad, o algo así. Todos los malos de la Historia han sido negros: Gandhi, M. L. King, 50 Cent...

Buen post. Saludos.

Una dijo...

Pense que no vería nada igual pero la gente me pregunta lo mismo. ¿Porque negra a mi hermanita?, si es wuera como el sool..

es algo relacionado con el sabor de la palabra

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